miércoles, 15 de enero de 2014

Práctica #10

Sasha Lamk
El día de un comerciante
Said Lamk se levanta todos los días a las 5 am. Trota una media hora por la calle de su casa y se devuelve para empezar el día de trabajo.
Ya eran las 6 am de un miércoles, y el destino perfecto era Valencia ya que era día de cobro y Caracas iba a estar muy congestionada. “A veces con las colas no da chance de ir ni a dos librerías” afirmó Said. Se despidió de su esposa y bajo a su camioneta cargada de cajas. Emprendió su camino hacia la estación Plaza Venezuela donde busco a su compañero de trabajo, “el chino”. “Vamos a casa de Luis el de Importadora Caribe que ese quería ver las calculadoras científicas nuevas” le dijo.
El video de Hector Lavoe cantando salsa estaba reproduciéndose en un mini dvd. Este señor “chino” manejaba mientras que Said se daba palmadas en las piernas al ritmo de la música. “Vamos a aprovechar de pasar por donde Pedro en los Valles del Tuy que ese siempre compra así sea un poquito” dice Said a chino para que tomara esa vía.
Eran las 10:26 am cuando llegaron a ese lugar, se parecía bastante al centro de Caracas por los buhoneros en la calle, solo que con un calor desesperante, Said vestía una guayabera  para mantenerse fresco, al igual que “el chino” que se puso una franela de tela suave.
-¡Epa hermano mio!  aquí vine a visitarte porque pasaba por la zona­­- dice Said bajándose del carro.
-Said , siempre es casualidad que estés por la zona. La cosa esta muy mala hermano, ¿cómo estas haciendo? - comenta Pedro mientras se limpiaba el sudor con un pañuelito blanco.
-Trabajar mi pana, no hay que preocuparse si no ocuparse - dice Said mientras le hacia seña al chino para que bajara las cajas.
-¡Bueno vamos a ver que tienes de nuevo para comprarte vale! -  afirma Pedro.
El chino bajaba las cajas del carro, la gente entraba y salía de es alibreria,la puerta era tan pequeña que alguien de 1.80 metros de altura se tendría que agachar para entrar. Said le quitaba las cajas al chino y le enseñaba a Pedro todo lo que tenía.
Las calculadoras científicas están entre  300 y 400 bolívares las más baratas. Y Said tenía unas imitaciones buenas que costaban entre 50 y 60 bolívares al mayor. “Dame 300 de esas, la gente ya no compra las originales por el precio”.
El sueldo mínimo en Venezuela  está en 2.973 bolívares, así que gastar 300 o 400 en una calculadora, no es una opción para muchos. Said le dio a Pedro dos cajas grandes repletas de calculadoras, se despidió y al salir, el calor ya había cambiado por una lluvia repentina. “Así no vamos a Valencia chino, ya resolvimos el día aquí” dice Said cuando apenas era la 1pm del día.
La vida del comerciante es impredecible, sea por el clima, las colas o las tiendas que no quieran comprar por la situación del país, ellos salen a la calle sin saber con seguridad como terminará el día.
 
Autopista Valle - Coche
Caracas - Venezuela

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